Hace apenas 200 años, las aves marinas llenaban nuestros bosques costeros y cada año miles de aves marinas acudían a nuestro litoral para criar a sus polluelos. No es casualidad que se nos conozca como la Capital Mundial de las Aves Marinas.
Hasta hace poco, la última especie de ave marina que quedaba en Karioi, el petrel de cara gris Pterodroma gouldi (Ōi, en maori) tenía dificultades para reproducirse. Ahora, gracias al duro trabajo de nuestro equipo, tenemos una vez más polluelos emplumados con éxito. Nuestro trabajo se centra en el maunga, el karioi y la costa, los humedales y las playas circundantes.
Gracias al control exhaustivo de los depredadores y al monitoreo de las aves marinas, ahora vemos a los pingüinos azules Eudyptula minor paseando por la playa y a nuestras vulnerables aves marinas, los Ōi, reproducindose con éxito en madrigueras a lo largo de la costa.
En sólo 10 años el proyecto ha visto:
El Proyecto Karioi inspira a la increíble comunidad de Raglan a tomar partido por la naturaleza, a cambiar el rumbo de la pérdida de biodiversidad y a recuperar con éxito nuestro rincón del mundo. El programa educativo de A Rocha permite a los jóvenes de entre 6 y 18 años construir cabañas de supervivencia en el monte, atrapar a los depredadores que amenazan la increíble fauna autóctona de Nueva Zelanda y encender fuegos con pedernal y acero. Cuando baja la marea, hablan de las estrellas de mar y los cangrejos que viven en las piscinas saladas de los mundialmente famosos puntos de surf de Raglan.
A través de actividades y juegos prácticos, A Rocha Nueva Zelanda ayuda a los niños a familiarizarse y sentirse cómodos con diversos ecosistemas y habilidades. Aprenden sobre el papel de las dunas en la prevención de la erosión. Luego pueden animar a sus amigos, familiares e incluso extraños a no caminar por este frágil hábitat. Suelen desarrollar el aprecio y el amor por una variedad de hábitats y quieren cuidarlos. Los alumnos de más edad adquieren conocimientos más prácticos sobre la conservación, como el control y la vigilancia de los depredadores, la cartografía con GPS y la navegación con brújula. Conocen a voladores de cometas, instructores de kayak, ecologistas y surfistas. Ven los ecosistemas desde una perspectiva diferente. Muchos alumnos vuelven trimestre tras trimestre por las actividades cambiantes y las amistades que crecen. Al aprender y jugar juntos, los alumnos desarrollan la confianza. Aprenden nuevas habilidades y amplían su curiosidad mientras se relacionan con el mundo natural. Desarrollan su resiliencia para afrontar lo que venga.
En los últimos años el proyecto ha visto:
Puede encontrar más detalles sobre este proyecto en el sitio web y en la página de Facebook de Karioi Project.
Lea más sobre A Rocha Nueva Zelanda
Lea más sobre nuestro programa internacional de conservación marina
Donar para el programa de educación ambiental en Nueva Zelanda